Descubre los PLUMIERES de MADERA más originales

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Defectos de la madera: Naturales y daños por insectos


La madera está expuesta tanto a enfermedades como a ataques exteriores. Defectos se pueden originar en el propio árbol o después de talarse. El estado de salud de la madera se puede evaluar después de talarse (árbol apeado). Cuando apreciemos un color homogéneo, un buen olor y ausencia de agujeros, forma homogénea en el tronco y diámetro con desarrollo normal, estaremos hablando de una madera sana. También se puede saber por el sonido, si tiene defectos sonará hueco. Cuando el árbol está sin talar (árbol en pie) hay que fijar en que las ramas superiores estén sanas y robustas, sin líquenes, y con una corteza homogénea. Las hojas amarillas, antes del otoño, son síntoma de enfermedad.


✿ Defectos naturales
  • Nudos: Intersecciones de ramas en el tronco. Causan un grano irregular y reducen la resistencia de la madera, dificultando el trabajo con ella. En ocasiones, los nudos no se manifiestan en el exterior del árbol. Tienen su origen en pequeñas ramas que se secaron o se cortaron cubriéndose posteriormente con tejidos nuevos. Se denominan nudos vivos y se adhieren a la madera que les rodea. Por el contrario, los nudos muertos son aquellos formados por tejidos muertos, de gran dureza y no están unidos en su totalidad a la madera que les circunda. Estos nudos se forman por la poda de las ramas importantes. En las maderas frondosas los nudos forman una línea quebrada. En las maderas coníferas siguen una línea horizontal.
  • Madera trenzada: La madera presenta muchos nudos contiguos. Es una madera idónea para la decoración para paneles, ya que para trabajos de resistencia no se podrá utilizar por su escasa elasticidad. Entre las maderas trenzadas, chopo o aliso.
  • Grano irregular: Una forma inusual de grano irregular es la dirección de grano en espiral o madera de fibra revirada que se produce en maderas duras. Carece de valor decorativo. Se trata de madera que crece alrededor de su espiral, en vez de paralelo a la médula. Se produce por un crecimiento rápido de los tejidos exteriores del árbol y de la acción del viento en los primeros momentos del árbol. En algunas especies de madera dura la dirección de grano espiral cambia de dirección cada pocos años. Esto se conoce como grano entrecruzado o entrelazado, el cual puede ser denso y regular, como el sapely, pero también puede ser ralo e irregular, como el sipo. Por su parte, el grano ondulado se aprecia de forma singular cuando se realiza el corte radial. Estas irregularidades se producen durante el crecimiento del árbol, por el daño causado por algún insecto u hongo. El grano inclinado se produce cuando la madera no se corta en sentido paralelo al eje longitudinal del árbol. Es frecuente cuando el tronco ha sufrido un alabeo o una hinchazón. La madera a contrahilo se produce cuando existe un cambio de dirección de la fibra, lo cual dificulta o casi imposibilita un correcto cepillado de la madera cuando estemos trabajando con ella.
  • Madera de reacción: Aparecen en los troncos que no han crecido de forma vertical y las ramas originan la madera reactiva o de reacción. En las coníferas la madera de reacción se produce en la cara inferior del tronco inclinado (madera de comprensión). En las frondosas se produce en la parte superior (madera de tensión).
  • Fragilidad de corazón. Se da en especies frondosas con un crecimiento rápido y una densidad baja o media. La parte exterior del tronco presenta un estado de tensión que no es capaz de contrarrestar la parte central del mismo, produciendo fallos en las paredes celulares de la madera. Esta madera no debe usarse para la elaboración de muebles.
  • Fallos de compresión: Producen rejitas finas que atraviesan el grano en el centro del árbol. El problema es que sólo se puede observar cuando la madera ya ha sido troceada para su uso.


✿ Daños por insectos
Los insectos destructores de la madera realizan su desarrollo completo, desde la deposición del huevo, pasando por la larva y crisálida hasta insecto adulto, dentro de la madera. Son exclusivamente las larvas las que dañan la madera, corroyéndola en busca de los componentes de la misma y necesarios para su desarrollo. La magnitud del daño ocasionado por las larvas depende de las condiciones de vida y desarrollo existentes en la madera donde se encuentran. Buenas condiciones para el desarrollo de las larvas serían la humedad, temperaturas entre los 15 y los 30 grados, disponibilidad de alimentos y existencia de enemigos o no. Caso de que las condiciones de vida sean muy favorables para las larvas, pueden atacar y destruir en pocos años los elementos de madera de una construcción.

Carcoma de los muebles: Conocida como carcoma común, se le denomina con el nombre de ptilinus pectinicornis. Perfora la madera realizando grandes túneles con unos agujeros de 1,6 milímetros de grosor. Los daños son especialmente llamativos en la madera de albura de las coníferas, en maderas duras, siendo particularmente atacada la albura cercana a la corteza, puesto que en esa zona se concentra un importante contenido de caseína. La difusión de la carcoma es mayor en climas templados, húmedos, y en las partes húmedas de las casas. Son inmunes a la carcoma las maderas tropicales, con excepción de la caoba, así como los tableros de aglomerado, de fibras y los aislantes. Estos insectos depositan los huevos en las testas, grietas y fendas de la madera de los que saldrán unas larvas, las cuales taladran la madera y emergen como insectos adultos al cabo de los tres años. Es decir, desde la incubación hasta su salida de la madera pasarán tres años en los cuales la larva se dedicará a taladrar el túnel que le llevará a la salida del árbol desde el lugar donde se depositaron los huevos. Un buen barnizado y pulido no las evitarán, pero sí conseguirán que la madera resulte menos afectada. En Europa existe una carcoma que siente una predilección especial por el haya, olmo, arce y sicomoro. Los daños son similares a los que produce la carcoma en los muebles.

La carcoma de muebles común no suele hallarse en la madera nueva, pero podría presentarse tras colocar el mueble en un ambiente húmedo y sin un acabado a la superficie.

Por su parte, la carcoma conocida como ‘reloj de la muerte’ ataca tanto la albura como el duramen del haya deteriorada, castaño, olmo o nogal, y particularmente, y aquí estriba su peligro, el roble de construcciones, donde ocasiona daños serios en los ensambles y extremos de las vigas y viguetas que es donde se hayan las paredes húmedas. Se la denomina ‘reloj de la muerte’ por el ruido, “como de golpecitos cadenciosos, que realiza el macho durante el tiempo de acoplamiento y que suele atribuirse como anuncio de una próxima muerte”.

Carcoma de ambrosía: Este tipo de carcoma está formada por centenares de especies y su ubicación principal está en los Trópicos. Todas tienen en común que los adultos realizan túneles dentro de la madera donde ponen los huevos y, al mismo tiempo, depositan hongos que se desarrollan sobre las paredes de los túneles en unas manchas oscuras. Estos hongos sirven de alimento a las larvas y a la vez originan una decoloración de la madera cercana. El hueco de los túneles tiene un diámetro que varía de 0,5 milímetros a 3 milímetros y discurre en ángulo recto al sentido de las fibras, asomando al exterior del árbol.

Carcoma del polvo: Este tipo de carcoma ataca la albura de cualquier árbol de madera dura, rico en almidón y cuyos vasos tengan una anchura suficiente para que la hembra deposite los huevos. Las especies más frecuentemente atacadas por esta carcoma son el fresno, el olmo, el roble y el nogal, en las regiones templadas; el iroco, caoba y samba, en África; y el ramin y la seraya, en Oriente. El pino canario también puede verse afectado por este insecto. Son inmunes, por el contrario, las especies con vasos estrechos o con muy poco contenido de almidón. Entre estas podríamos citar al cerezo, el haya y el abedul.

Familia de algavaros: La mayoría de estas son insectos forestales exclusivamente, pues casi todas penetran en la madera verde o parcialmente seca a través de la corteza. En los climas fríos las larvas pueden tardar años en realizar su trabajo y convertirse en adultas, por tanto los daños estructurales que pueden llegar a ocasionar son muy notables. En Europa el más conocido de todos estos insectos se le denomina corrientemente ‘taladrador de casas viejas’. Por lo general, ataca madera estructural de las casas nuevas, habiendo conseguido desplomes de casas en algunas ocasiones.

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