Talla pastoril: Técnica decorativa tradicional
La talla pastoril debe su nombre a aquellos pastores y
labradores que, al cobijo del rebaño que cuidaban, tallaban con sus navajas.
Decoraban piezas sencillas, utensilios y objetos cotidianos, durante sus ratos
de descanso con los materiales que tenían a mano y que encontraban en su camino. Los cayados, cajitas, tabaqueras, cucharillas de regalo,
recipientes para alimentos, especieros, cubiertos de mesa, anillos, morteros o
las ruecas para las hilanderas, mujeres que se encargaban de confeccionar las
prendas con la lana de oveja. Piezas decoradas con incisiones hechas a punta de
navaja. Y de la navaja, a la gubia y el formón del artesano de madera.
Talla que une oficios tradicionales, transmitidos de generación en
generación y que, especialmente en las zonas rurales de Castilla y León, forman
parte del bagaje de la artesanía y de la talla. Algunas de aquellas tallas, más
allá de su función práctica y detrás de las manos anónimas de un pastor, escondían un refinamiento, una singularidad y una calidad digna de un
trabajo de gran belleza.
Los motivos de la talla pastoril son muy diversos, desde
formas geométricas a figuras inspiradas en la naturaleza (animales, árboles,
flores) o en temas de la vida cotidiana y las labores del campo. El castaño y
el roble, junto con otros materiales como hueso, cuernos o cuero, eran los más
empleados por los pastores en una talla que, con el tiempo, se ha mantenido
para convertirse en una de las técnicas decorativas más tradicionales.
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